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Diario Digital Amazónico, desde 13 julio 2017

Mundial QATAR2022

Prensa argentina reaccionó así a la perdida de su selección:

CLARIN: PAPELON DE ARGENTINA….

Como si los planetas se hubieran alineado en contra, la Selección perdió el partido que nadie pensaba perder. ¿Por qué perdió? Creo que se conjugaron tres factores, que esos tres planetas malignos operaron en simultáneo: jugó mal, subestimó el partido y tuvo mala suerte

EL DIA. GOLPE MUNDIAL. ARGENTINA MOSTRO SU PEOR CARA

lA NACION (RECOGE ART. DE NEW YOTK TIMES);:

“La pesadilla de la Argentina se hizo carne”: el lapidario análisis de The New York Times sobre la derrota de la selección frente a Arabia Saudita

Perder 2-1 fue un motivo de vergüenza, una humillación, un estigma tatuado en la piel frente a 88.000 espectadores, transmitido en vivo por televisión alrededor del mundo

The New York Times
"La Argentina aún tiene dos partidos para revertir el desastre y ahorrarse el bochorno", se escribe en The New York Times
«La Argentina aún tiene dos partidos para revertir el desastre y ahorrarse el bochorno», se escribe en The New York TimesNatacha Pisarenko 

LUSAIL, Qatar.- Se suponía que esta vez iba a ser diferente. Supuestamente, esta vez Lionel Messi no iba a terminar como las anteriores, con los hombros caídos, la mirada perdida, la mueca vacía.

Supuestamente, al quizás mejor jugador de todos los tiempos, en Qatar no le iba a ir tan mal como en aquellas noches en Roma, Liverpool y Lisboa luciendo la camiseta del Barcelona, y mucho menos la albiceleste de la Argentina en Río de Janeiro durante la Copa América. Y en cierto modo no le fue tan mal: le fue peor.

La Argentina llegó a esta Copa del Mundo con una única ambición: que el último Mundial de Lionel Messi fuera recordado como aquel donde su legado futbolístico recibió ese baño dorado de gloria que solo este torneo, su triunfo último, podía regalarle.

En medio de la decepción de Messi, la locura de los jugadores de Arabia Saudita

Por el contrario, ahora enfrenta la abrumadora posibilidad de que este Mundial sea para siempre sinónimo de una de sus humillaciones más oscuras, una de las más grandes derrotas en la historia de este torneo.

Para la Argentina, perder 2-1 frente a Arabia Saudita no fue solo una derrota: fue un motivo de vergüenza, una humillación, un estigma tatuado en la piel de los argentinos frente a 88.000 espectadores, transmitido en vivo por televisión alrededor del mundo. Al finalizar el partido, cuando los exultantes suplentes sauditas inundaron la cancha, los jugadores argentinos lucían apagados, con el rostro consumido y los ojos desorbitados.

Y ninguno, por supuesto, más que el propio Messi, que en los últimos años ha tenido que poner esa cara más veces de las que le gustaría, al punto de convertirse en un aspecto más recurrente de los esperable en un jugador considerado el más grande de todos los tiempos.

 

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