EL SANTOS DE PELÉ, PARA LA ETERNIDAD
Edson Arantes do Nascimento hizo con su fútbol maravilloso mucho más grande al Peixe tanto en su país como en el continente americano y el mundo, marcando una época dorada del fútbol brasileño.
EL SANTOS DE PELÉes una referencia icónica e irreemplazable del fútbol mundial de todos los tiempos, que nació y creció hasta su máxima expresión en la década del ’60 en tierras brasileñas y se extendió desde allí al resto del mundo sin límites geográficos ni de tiempo, al conjuro del para muchos considerado el mejor de todos los tiempos: Edson Arantes do Nascimento, tal el verdadero nombre de «O Rei».
No hubo ni hay un equipo que tenga una identificación tan absoluta con el nombre de uno de sus integrantes, y el que más se le acercó en el tiempo con una asociación similar, pero ya no a un jugador sino a su entrenador, fue el «Barcelona de Guardiola» en los albores del siglo XXI, aún con Lionel Messi como su máxima figura.
Sin parangón en ese segundo tercio del siglo XX, el reinado de Pelé solamente entró de discusión cuando en los ’80 apareció esplendorosamente Diego Maradona, pero tampoco llegó a tener la misma resignificación pese a sus proezas en el Napoli italiano, como para que un nombre no pudiera mencionarse sin fusionarlo con el otro.
Es que aquel Santos era la encarnación más pura del fútbol brasileño, que no era otra cosa que el virtuosismo y la diversión al servicio del mejor juego en estado puro, con Pelé como director de orquesta pero enormes intérpretes a su alrededor como Coutinho, con el que conformó una dupla inolvidable que también era difícil de disociar, rodeados de verdaderos malabaristas como Mengalvio, Dorval y Pepe.
Pelé, nacido en Tres Corazones, un municipio del sur de Minas Gerais, el 23 de octubre de 1940, llegó con apenas 15 años a Santos procedente de Baurú, donde lo descubrió un exdelantero de San Lorenzo de Almagro, el paulista Valdemar Do Brito, que pasó por el equipo de Boedo en dos períodos, entre 1935 y 1937 y luego entre 1939 y 1941.
A los 16 años debutó en Santos con un tanto anotado a los 34 minutos del primer tiempo en una goleada por 7 a 1 sobre Corinthians. Fue el 7 de julio de 1957. Ese día marcó el comienzo de toda la historia inconmensurable que llegaría después. El entrenador que lo puso en la primera división del equipo de Vila Belmiro fue Luis Alonso Pérez «Lula».

De su mano, o mejor dicho de sus pies, que parecían ser lo mismo, Santos se fue convirtiendo en amo y señor de los torneos paulistas, mientras él crecía vertiginosamente, al punto que en 1959 y con 18 años, anotó 127 goles en una temporada, entre todos ellos el que siempre consideró como el mejor de su carrera aunque el único registro del mismo se quedó guardado en su memoria. Fue ante el Juventus local en el estadio Rua Javari.
Pero ya Brasil «le quedaba chico» a Santos, y la creación de la Copa Libertadores al año siguiente le vino como anillo al dedo para catapultarse a nivel internacional.
Y ya en 1962 logró destronar al bicampeón, Peñarol, ganador de las dos primeras ediciones, en una final que se decidió en un tercer partido de desempate, luego de que Pelé estuviera ausente en los dos primeros encuentros jugados en Montevideo y San Pablo.
Pero en el encuentro decisivo, luego de las victorias repartidas en los dos cotejos previos, Pelé demostró todo lo que se decía de él en Sudamérica aunque pocos lo hubieran visto brillar fuera de las fronteras de su país, y con dos goles empujó a su equipo a un 3-0 que le dio a Santos la primera de las tres Copas Libertadores de su historia (la tercera y última la ganó en 2011).
Acto seguido llegaría el gran salto del Santos de Pelé a Europa, que era como decir al mundo entero, y lo logró con la consecuente Copa Intercontinental que le ganó al Benfica de la estrella mundial de ese momento que él estaba en proceso de destronar, Eusebio, la «Pantera de Mozambique».
La ida en Brasil fue victoria por 3 a 2 con dos goles de Pelé, y la revancha fue la que «instaló» a «su» Santos en los umbrales de la historia, ya que «paseó» al poderoso conjunto portugués en el propio estadio Da Luz, de Lisboa, con una exhibición futbolística que se hizo extensiva al marcador, que era de 5 a 0 hasta cerca del final y terminó cerrándose en un igualmente impactante 5 a 2.
Al año siguiente llegó la segunda Libertadores, esta vez con Boca Juniors como rival, y tras el 3 a 2 victorioso de la ida llegó la revancha en la Bombonera, donde José Francisco Sanfilippo puso en ventaja al «xeneize» en el arranque del segundo tiempo.
Pero inmediatamente igualó su socio de siempre, Coutinho, y a ocho minutos del final el defensor boquense Rubén «Gato» Magdalena, que lo había neutralizado durante toda la noche, quiso ponerle el broche de oro a su gran actuación e intentó gambetearlo dentro de su propia área. Pelé no perdonó al defensor surgido en Arsenal, de Llavallol, lo despojó del balón y marcó el segundo gol para el 2-1 final y el bicampeonato para Santos.