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Diario Digital Amazónico, desde 13 julio 2017

reportaje internacional:

Qué fue la bonanza marimbera de los años 70 en Colombia y cómo marcó la historia del narcotráfico en el país

  • Santiago Vanegas Maldonado
  • BBC News Mundo
Soldados colombianos abriendo costales de marihuana confiscados en 1979

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Pie de foto,Soldados colombianos abriendo costales de marihuana confiscados en 1979.

La historia del narcotráfico colombiano se ha hecho famosa en el mundo entero gracias a las series y libros sobre los excéntricos y sanguinarios capos de los cárteles de cocaína que comandaron el negocio en los 80.

Pero antes de ese famoso episodio, en el extremo norte de Colombia hubo boom del narcotráfico que se prolongó entre mediados de los años 60 y mediados de los 80 y transformó a toda una región.

A este periodo slo conoce como el de«la bonanza marimbera«, por el tipo de droga con el que se traficacaba: la marihuana. Su nombre viene de marimba, como se le llamaba entonces al cannabis en esta región.

«El negocio de la marihuana y el de cocaína en Colombia se desarrollan más o menos de forma paralela. Pero es la marihuana la primera que produce toda una economía regional», explica Lina Britto, profesora de la Universidad de Northwestern, en EE.UU., y autora del libro «El boom de la marihuana».

La bonanza marimbera fue el capítulo inicial de la larga historia de narcotráfico en el país, que ha dejado miles de muertos y que ha hendido sus tentáculos en la economía, la política y la cultura nacional.

Mapa del norte de Colombia

Un lugar en el Caribe

El epicentro de esta historia fue la Sierra Nevada de Santa Marta, un sistema montañoso que alcanza los 5.000 metros de altura a apenas 23 kilómetros de la costa Caribe.

La desértica península de La Guajira servía como plataforma de exportación de la marihuana.

Antes de la bonanza marimbera, la actividad económica de la región se desarrollaba principalmente alrededor de la empresa bananera norteamericana United Fruit Company.

Hasta los 60, Bogotá y Santa Marta, la capital y ciudad más importante de la región, no estaban conectadas por tren, que era en esa época el eje de la vida económica y del comercio del país.

La economía de la marihuana fue, en parte, la que aceleró la modernización de esta regiónen la que la mayor parte de los sectores sociales se articularon alrededor del tráfico de esta droga, según explica Britto.

Los cachacos, como se llamaba a los migrantes que habían llegado del centro del país, algunos huyendo de la violencia bipartidista entre liberales y conservadores de los años 50, se encargaban de cultivar y cosechar la marihuana.

Los jóvenes locales, de Magdalena y La Guajira, eran los intermediarios que llevaban a lomo de mula la mercancía desde las faldas de las montañas hasta los puertos y las pistas de aterrizaje.

Un avión abandonado en la carretera principal entre Riohacha y Santa Marta después de aterrizar de emergencia en 1979

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Pie de foto,Un avión abandonado en la carretera principal entre Riohacha y Santa Marta después de aterrizar de emergencia en 1979.

Y los exportadores, muchos miembros de las élites locales políticas y económicas, eran los que tenían contacto directo con los compradores estadounidenses.

«Tenían la conexión precisamente por su posición de clase, porque habían estudiado en Estados Unidos o por sus negocios de contrabando», explica Britto.

Las alianzas más exitosas eran en las que un exportador colombiano y un comprador estadounidense tejían una relación de confianza y lealtad.

La mayoría de los habitantes de la región se vieron impactados por la bonanza marimbera, tanto por la abundancia que trajo como por la violencia que después desató.

«No era algo marginal ni oculto, sino que todos estaban involucrados. La economía de las drogas ilícitas en Colombia se termina convirtiendo en el dínamo, en el vórtice de la vida económica de una región. Eso fue lo que pasó con la marihuana», dice Britto.

Una historia binacional

La historia de la bonanza marimbera le pertenece también a Estados Unidos.

Los compradores norteamericanos iban hasta Colombia a recoger la mercancía y se encargaban de introducirla en Estados Unidos, a diferencia del tráfico de la cocaína, en el que los cárteles colombianos controlaban toda la cadena de distribución.

En esta época, la marihuana en Estados Unidos se había convertido en un símbolo de la resistencia, de la disidencia política frente a la guerra de Vietnam. La generación del baby boom (nacida en la posguerra), que había crecido con el mito del sueño americano, se atrevía a cuestionarlo.

Hippies en Estados Unidos

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Pie de foto,El hippismo y el pacifismo fueron rasgos de la contracultura que surgió en Estados Unidos en los años 60.

Colombia fue el principal proveedor de marihuana para esa contracultura.

Del lado colombiano, «la juventud ya no era una juventud campesina que estaba contenta viviendo en el campo, sino que quería urbanizarse y conseguir ascenso social», dice la autora de «El boom de la marihuana».

«La marihuana les da una salida, una opción».

La puesta en marcha de la guerra contra las drogas

La atención de los gobiernos de Washington y Bogotá sobre lo que pasaba en la Sierra Nevada y La Guajira llegó tardíamente.

No fue sino hasta mediados de los 70, cuando la bonanza marimbera llegó a su clímax, que los dos gobiernos se coordinaron para abordar el problema. Y lo hicieron desatando toda su fuerza represiva.

Era la época en la que Nixon había declarado la guerra contra las drogas y nombrado el consumo de drogas como el enemigo público número uno de Estados Unidos.

Richard Nixon

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Pie de foto,Richard Nixon tuvo que renunciar en su segundo periodo presidencial por el escándalo de Watergate.

La estrategia que logró marchitar el negocio consistió en militarizar la región y criminalizar todas las actividades relacionadas con la marihuana y a todos los que participaban en ellas.

Por ejemplo, la Operación Fulminante de 1978, puesta en marcha por el entonces presidente de Colombia Julio César Turbay, consistió en una guerra abierta contra los marimberos en la que participaron 10.000 soldados.

El resultado fue que el negocio se volvió mucho más violento, porque las redes marimberas respondieron a la violencia estatal. Poco a poco, los exportadores se fueron retirando del negocio.

Varios traficantes estadounidenses desaparecieron antes de volver a su país, porque fueron asesinados o capturados. Miles de miles de familias que dependían de la marihuana se fueron quedando sin su sustento.

Con la represión, también se produjo un quiebre en la imagen de los marimberos y de la marihuana en la región.

Al principio, «en la región Caribe, el discurso satanizante de la marihuana no estaba tan arraigado. Se consideraba una rama más del contrabando», dice Britto.

De hecho, ser marimbero era una actividad con gran legitimidad social, según la historiadora.

Traficante de marihuana en La Guajira en 1979

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Pie de foto,Traficante de marihuana en La Guajira en 1979.

Pero desde que comenzaron a ser perseguidos y declarados enemigos públicos del Estado, dejaron de ser vistos como hombres de éxito.

A esto se suma que los grandes medios colombianos y estadounidenses comenzaron a reportar lo que estaba pasando desde el discurso oficial antidrogas.

«Reducen la bonanza marimbera a un asunto étnico y de violencia indígena. Y se pierden por completo que los pioneros del negocio fueron los criollos (mestizos) y no los indígenas», cuenta Britto.

Eso sí, no siempre las iniciativas del gobierno para acabar con la producción de marihuana funcionaron.

Las fumigaciones con un potente herbicida llamado Paraquat, que fueron autorizadas por el gobierno colombiano, no se pudieron mantener porque eran demasiado controversiales y poco eficientes.

Consumidores y activistas en Estados Unidos denunciaron que la marihuana fumigada con el químico seguía llegando al mercado estadounidense y causaba a sus consumidores problemas respiratorios.

Un oficial de aduana estadounidense en una redada de 20 toneladas de marihuana colombiana en 1980

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Pie de foto,Un agente de aduana estadounidense en una redada de 20 toneladas de marihuana colombiana en 1980.

Dólares

Gracias a la bonanza marimbera, muchos de los involucrados, en todos los eslabones de la cadena, lograron grandes cantidades de dinero.

Fue dinero que terminó en joyas, ropa de diseñadores, licores y fiestas.

Incluso, se usó para patrocinar a conjuntos de música vallenata. «Mucho del surgimiento del vallenato moderno como lo conocemos es producto de la bonanza marimbera», cuenta Britto.

«También es secreto a voces que el sector turístico de Santa Marta está relacionado con el flujo de dinero que hubo en la época por cuenta del mercado de la marihuana», agrega.

Santa Marta

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Pie de foto,Santa Marta es uno de los principales destinos turísticos del Caribe colombiano.

Después de la bonanza

Para mediados de los 80, las plantaciones de marihuana de la costa norte de Colombia habían perdido importancia por el auge de cultivos caseros en Estados Unidos, la represión de las autoridades y el auge de la cocaína.

El de la cocaína era un mercado diferente, mucho más cerrado que el de la marihuana, en el que unos pocos capos (la mayoría de los cuales venían de otros negocios criminales) acumulaban poder.

Lo que sí heredó la cocaína de la bonanza marimbera fue la persecución coordinada entre Colombia y Estados Unidos.

La violencia de los cárteles contra el Estado en represalia por esa persecución dejó también miles de víctimas.

Colombia

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Pie de foto,Un grupo de 450 miembros del Ejército y la Policía persiguió durante 17 meses a Pablo Escobar, el mayor capo del narcotráfico colombiano, quien murió en 1993 en este tejado.

Mientras tanto, la Sierra Nevada, el centro de la bonanza marimbera, ha seguido siendo protagonista de esa larga historia del narcotráfico en Colombia.

En 2005, llegó a tener 1.262 hectáreas de coca cultivadas. Para 2016, esa planta casi había desaparecido gracias a los esfuerzos por sustituirla por el cacao.

Pero en la región se ha seguido cultivando marihuana, aunque mucha menos que durante la bonanza.

Hoy, es uno de los centros del cultivo de marihuana legal (para usos medicinales) en Colombia y el hábitat de la Santa Marta Golden, una variedad de marihuana nativa muy valorada por sus propiedades terapéuticas.

Qué fue la Doctrina Monroe creada por EE.UU. hace 200 años para «proteger» al continente americano y que acabó convirtiendo a Latinoamérica en el «patio trasero» de Washington

Un dibujo satírico de la doctrina Monroe

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Pie de foto,La doctrina Monroe fue un pilar de la política exterior de EE.UU. durante décadas.

  • Role,BBC News Mundo

“América para los americanos” es la frase que resume una de las políticas exteriores más antiguas y emblemáticas de Estados Unidos, de la que se cumplen 200 años: la Doctrina Monroe.

La expuso el 2 de diciembre de 1823 el presidente James Monroe (1817-1825) en un discurso ante el Congreso de EE.UU.

En su mensaje, Monroe lanzó una advertencia a las potencias europeas para que se mantuvieran fuera del continente americano. Aquellos eran los años posteriores a las independencias que ganaron las naciones americanas frente a las monarquías de España, Francia o Portugal.

“Los continentes americanos, por la condición de libres e independientes que han asumido y mantienen, no deben ser considerados en adelante sujetos de futura colonización por ninguna potencia europea”, dijo Monroe ante el Congreso de su país.

Pero más allá de verse como un gesto solidario hacia otros países de la región, la doctrina que expuso el mandatario derivó en una política expansionista y de protección de los intereses económicos estadounidenses en el Hemisferio Occidental (y en menor medida los de sus socios británicos).

“El significado de la Doctrina Monroe ha variado constantemente desde que el presidente Monroe la enunció en su discurso al Congreso de 1823. Las discrepancias varían dependiendo de cómo individuos específicos han interpretado la doctrina en los últimos 200 años”, le explica a BBC Mundo el profesor Alex Bryne, un especialista en historia de EE.UU.

Y es que, en nombre de la Doctrina Monroe, en los últimos dos siglos ha habido numerosas intervenciones políticas, militares y económicas estadounidenses en América Latina, región que por ello llegó a ser bautizada como el «patio trasero» de Washington.

Por qué surgió la doctrina

El discurso del presidente Monroe se dio pocos años después de que en Europa se formara la llamada Santa Alianza (1815) entre los imperios de Rusia, Austria y Prusia, que tenía como objetivo la defensa de las monarquías absolutistas y la lucha contra los movimientos revolucionarios.

En ese contexto, Gran Bretaña -que había asumido buena parte del comercio que las naciones independientes cortaron con el resto de Europa- se alió con EE.UU. para evitar el retorno de otras potencias europeas al continente americano.

James Monroe

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Pie de foto,James Monroe fue el quinto presidente de Estados Unidos.

Monroe y su secretario de Estado, John Quincy Adams, formularon una política que establecía que EE.UU. asumía la defensa de la soberanía de América con el apoyo del poderío naval británico, del que carecía su país.

“Consideraríamos peligroso para nuestra paz y seguridad cualquier intento por su parte [de las potencias europeas] de extender su sistema a cualquier parte de este hemisferio”, les dijo Monroe a los congresistas.

Advirtió que cualquier acción contra los países independientes de América “con el propósito de oprimirlos o controlar de cualquier otra manera su destino” por parte de cualquier potencia europea sería visto “como la manifestación de una disposición inamistosa hacia Estados Unidos”.

Para el profesor Alex Bryne, esta declaración “en su forma más pura” es una proclamación “en la que se afirma que Estados Unidos considerará cualquier nueva colonización de los subcontinentes americanos como una amenaza para sus intereses nacionales”.

Pero poner en práctica esta doctrina no era fácil, ya que en ese entonces Estados Unidos no era la potencia que conocemos hoy.

“EE.UU. llevaba años como país independiente (1776), pero era todavía un país débil, limitado a la costa este de su territorio», explica a BBC Mundo el historiador Veremundo Carrillo, especialista en relaciones panamericanas del Colegio de México.

El verdadero efecto de la Doctrina de Monroe, señalan los expertos, se vería décadas después en cómo esta fue interpretada e implementada, sobretodo a fines del siglo XIX y durante la mayor parte del XX.

La flota británica en Panamá

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Pie de foto,La flota naval de Reino Unido era clave para la defensa de los intereses de EE.UU. en el siglo XIX.

Los inicios de la doctrina

Entre los países de América Latina, las palabras de Monroe fueron bienvenidas.

Las naciones independizadas buscaban el reconocimiento internacional y EE.UU. fue de los primeros países en dárselo. Por su parte, Reino Unido se convirtió en un “banco” que financiaba a las nuevas naciones americanas, lo cual le favoreció a Londres para acceder al rico comercio del continente.

El libertador Simón Bolívar declaró en 1824: “Inglaterra y Estados Unidos nos protegen”. De forma similar, el vicepresidente colombiano Francisco de Paula Santander aseguró que contarían con aliados “en caso de que su independencia y libertad fueran amenazadas por las potencias aliadas”. Chile y Argentina también expresaron su gratitud.

En México, el canciller Lucas Alamán buscaba que EE.UU. facilitara recursos de todo tipo “para el sostén de la independencia y de la libertad».

Pero la implementación inicial de la Doctrina Monroe no fue la que esperaban los gobiernos latinoamericanos.

La toma de las islas Malvinas/Falklands por parte de Reino Unido se produjo en 1833 sin intervención de EE.UU.

Luego los británicos reforzaron su control sobre Belice, Jamaica y otros territorios del Caribe, también sin intervención estadounidense.

Un ilustración de la guerra de EE.UU. por Nueva Orleans

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Pie de foto,EE.UU. se concentró en el siglo XIX en la expansión de su territorio.

“Hubo varios momentos en los que se cuestionó la Doctrina Monroe, pero correspondía a los políticos estadounidenses determinar si realmente era válido el cuestionamiento”, señala Bryne.

“Después de todo, la Doctrina Monroe no comprometía a Estados Unidos a ninguna acción”.

La doctrina expansionista

Fue el presidente James K. Polk (1945-1849) el que dio una primera reinterpretación a la doctrina “como una política de expansión de EE.UU.”, señala Carrillo.

Washington ejecutó la invasión de México, por la que este país fue obligado a ceder 55% de su territorio, en 1848. También ocupó en varios momentos República Dominicana y Panamá.

El caso de la intervención francesa en México (1862-1867), mediante la cual Napoleón III instauró un imperio efímero con el apoyo de los conservadores mexicanos, fue otra prueba de que el espíritu original de la Doctrina Monroe no era aplicado uniformemente.

Estados Unidos no mostró mayor oposición. El hecho de que ese periodo coincidiera con la Guerra Civil estadounidense (1862-1865) limitó en gran medida el apoyo de Washington al gobierno liberal de Benito Juárez.

Una ilustración de militares de EE.UU. en Ciudad de México

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Pie de foto,México se vio obligado a ceder el 55% de su territorio para poner fin a la ocupación de EE.UU.

“Estados Unidos no tuvo poder para aplicar la doctrina durante la mayor parte del siglo XIX”, considera Bryne.

El presidente Rutherford B. Hayes (1877-1881) también hizo su propia interpretación de la Doctrina Monroe, cuando declaró a Centroamérica y el Caribe como región de influencia exclusiva de EE.UU.

Por ese entonces ya era clave el control de Nicaragua y Panamá como pasos estratégicos para el comercio entre el Pacífico y el Atlántico.

En otro momento clave de su política expansionista, en 1898 Estados Unidos intervino a favor de las independencias de Cuba y Puerto Rico, colocando a las islas caribeñas bajo su tutela.

El “policía” de América

Estados Unidos también había mediado a fines del siglo XIX en el conflicto entre Venezuela y Reino Unido por la colonia británica de Guayana (actual Guyana).

Y en 1903 Washington medió de nuevo para poner fin al bloqueo naval que los británicos impusieron a Venezuela por el pago de unas deudas.

Fue entonces cuando el presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) estableció un nuevo corolario para la Doctrina Monroe: EE.UU. podía intervenir en los asuntos internos de una nación latinoamericana si esta cometía faltas flagrantes.

En las décadas posteriores, ya con una fuerza militar y económica que lo convirtieron en potencia mundial, EE.UU. se erigía como “el policía americano con el pretexto de resguardar el continente”, señala Carrillo.

Y Washington llevaría a cabo una treintena de intervenciones en los países de América Latina.

Militares de EE.UU. en Panamá

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Pie de foto,El poder militar de EE.UU. en el siglo XX fue determinante en varias intervenciones en América Latina.

En las dos Guerras Mundiales, Estados Unidos ejerció un mayor control del continente para evitar la influencia de las potencias enemigas. Y durante la Guerra Fría, los diferentes presidentes de EE.UU. “invocaron el peligro comunista” para justificar sus numerosas intervenciones en América Latina.

“Se habla de muchas doctrinas: la Truman, la Kennedy, la Johnson. Pero desde una lectura más panorámica, todas son reinterpretaciones de la Doctrina Monroe”, considera Carrillo.

¿Sigue vigente?

Donald Trump en la ONU

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Pie de foto,Donald Trump dijo en 2018 que EE.UU. debe seguir la Doctrina Monroe para proteger a América de influencias exteriores.

¿Sigue la Doctrina Monroe vigente en la actualidad?

“Creo que la Doctrina Monroe no puede aplicarse hoy de la misma forma que en el pasado. El mensaje original de Monroe se enunciaba firmemente contra el colonialismo, lo que no es relevante en la actualidad”, considera Brynes.

“Personalmente creo que la Doctrina Monroe ya no tiene sentido, es un significante vacío al que se le han atribuido demasiados significados diferentes a lo largo del tiempo”.

Sin embargo, Carrillo considera que “la idea que dio origen a la Doctrina Monroe sigue vigente: EE.UU. sigue teniendo un papel preponderante respecto a sus vecinos”.

“Una de las paradojas que tiene EE.UU. es ser una república imperial, con valores del republicanismo democrático, que muchas veces ha actuado en función del imperialismo más clásico, con intereses meramente comerciales”, concluye.

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