Los waodanis
La Nacionalidad Waorani
Idioma: Wao terero, es un idioma no clasificado. Ellos se denominan wao, que significa «la gente», en oposición a «cowode», la «no gente», que son todas las demás personas. Se dividen en varios subgrupos: Toñampare, Quenahueno, Tihueno, Quihuaro, Damuintaro, Zapino, Tigüino, Huamuno, Dayuno, Quehueruno, Garzacocha (río Yasuní), Quemperi (río Cononaco) Mima, Caruhue (río Cononaco) y Tagaeri.
Población: Unas 2.000 personas agrupadas en 24 comunidades.
Ubicación: Entre el río Napo al norte, y el río Curaray al sur, a lo largo de los ríos Yasuní, Shiripungo, Cononaco, Villano y afluentes menores, en una extensión territorial de 678.220 hectáreas, zona del territorio waorani.
Historia
Llamados peyorativamente «aucas», los waorani han sido conocidos principalmente en relatos de corte misionero. Tradicionalmente, fueron un pueblo de hábiles cazadores y de guerreros, que ocupaban un hábitat básicamente interfluvial. Su economía, organización social y mundo espiritual son modelo asombroso de adaptación continua al medio ambiente selvático.
Hasta fines de la década de 1950, aproximadamente 500 waorani vivían en un territorio de 20.000 km2 que se extendían desde el río Napo al norte, hasta el Villano y Curaray, al sur; los límites oriental y occidental correspondían a los meridianos 76º W y 77º W 30´ respectivamente. Para entonces, autores como Yost, Wallis y Elliot, distinguían cuatro grupos: Guequetari, Piyemoiri, Baiwaorani y Huespeiri. Estos grupos estaban unidos por lazos de parentesco, pero sus relaciones se caracterizaban por su hostilidad y la guerra permanente entre los grupos y desde luego con los extraños a quienes denominaban «cohuori» (no waorani). Las guerras, por lo general, no tenían un carácter conquistador, sino de reproducción del pueblo a través de complejos mecanismos.
En 1958 tuvieron los primeros contactos con el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) y las compañías petroleras y, desde entonces, han sufrido tremendas presiones para «integrarse» a la sociedad nacional. El ILV inició un proceso de agrupamiento de una Zona de Protección de 1605 km2 otorgada por el Estado. La concentración poblacional y el incremento demográfico experimentado por el cese de hostilidades, produjo un aumento de la densidad poblacional y por lo tanto una disminución de los recursos necesarios para su subsistencia. A partir de los años 70, la población se dispersó nuevamente, asentándose en toda la Zona de Protección y fuera de ella. Con la aplicación del Plan Nacional de Desarrollo (1980-1984), el Gobierno entregó a los waorani 716.000 Has, bajo el sistema de propiedad comunitaria, pero se ha realizado concesiones a compañías petroleras dentro de estas áreas. En la actualidad, la intensa explotación petrolera que se lleva a cabo en su territorio y la apertura de carreteras, han originado numerosos problemas y cambios substanciales en su forma de vida.
A partir de los años 70, la población se dispersó nuevamente, asentándose en toda la Zona de Protección y fuera de ella. Con la aplicación del Plan Nacional de Desarrollo (1980-1984), el Gobierno entregó a los waorani 716.000 Has, bajo el sistema de propiedad comunitaria, pero se ha realizado concesiones a compañías petroleras dentro de estas áreas. En la actualidad, la intensa explotación petrolera que se lleva a cabo en su territorio y la apertura de carreteras, han originado numerosos problemas y cambios substanciales en su forma de vida.
Vida Cotidiana
Muchos misterios rodean a los waorani, que apenas hace dos generaciones utilizaban hachas de piedra y vivían desnudos en la selva inmensa e impenetrable. Su lengua no presenta vínculo alguno con las de otros grupos amazónicos y aún no está clasificada. Igualmente su cerámica no tiene semejanza con la cerámica actual o antigua de sus vecinos. Tradicionalmente no existían individuos que concentren el poder, a lo más, Jefes situacionales y la limitada autoridad de un hombre sobre una mujer o de un adulto sobre un niño. Según Yost (1985), que realizó una investigación entre los años 74 y 77, es justamente en el aspecto político donde se han producido los mayores cambios por la situación de contacto. Así, la autoridad se ha consolidado y las mujeres han adquirido un papel relevante como intermediarias con la sociedad nacional, debido a los matrimonios con Quichuas.
El águila arpía, majestuosa ave de presa (Harpya arpigia), constituye su símbolo emblemático. Todavía es venerada y admirada, entre otras razones, por su extraordinaria habilidad como cazadora, tanto por su fuerza y velocidad como por su astucia para conseguir presas. Las coronas y los brazaletes de guerra waorani son generalmente adornados con plumas de la arpía, por la protección y fuerza que ofrece esta ave. Cuando un wao posee una arpía, la alimenta y respeta como una divinidad. Esta ave se encontraba hace 3.000 años entre los dioses de los Olmecas y también en la cultura Chavín del Perú. Hoy está presente en varios grupos amazónicos.
Históricamente, los wao han sido conocidos como «aucas», término peyorativo que en idioma quichua significa «gente bárbara y salvaje», debido a su agresividad entre los diferentes grupos wao, como con los otros grupos indígenas, colonos y misioneros «blancos». El modo de vida wao se caracterizaba por sus constantes expediciones guerreras. Vivían en lugares inaccesibles, lejos de los ríos, y tenían gran habilidad para movilizarse. Dotados de una excelente condición física, debido a un régimen alimenticio rico en proteínas, al ejercicio físico constante y a la ausencia de contacto con el occidente, contaban con la caza más que con cultivos para alimentarse, aunque mantenían sembríos de yuca en diferentes lugares a la vez.
En la organización social permitían la poligamia (poliginia y menos frecuentemente la poliandria) cuando surgía algún desequilibrio demográfico debido a una matanza tremenda. Tienen los lóbulos de las orejas perforados, formando un gran orificio en el que colocan un disco ontoka de madera liviana, distintivo de los wao. Toda su vestimenta consistía en un cordón de algodón silvestre komi que rodeaba la cintura y mantenía el pene hacia arriba. Para un wao no llevar el komi es estar desnudo e inerme, ya que el cordón representa poder y energía. Las mujeres y los niños también llevan uno, pero más fino.
La onka, su casa tradicional, abriga de 10 a 15 personas de una misma familia, es espaciosa y refleja claramente su sentido práctico. Su vida social se caracteriza por la ausencia de jerarquías y por la repartición natural de tareas, sin que jamás nadie de órdenes. «A pesar de los diferentes papeles relacionados con el sexo, se puede observar que la igualdad entre hombre y mujer es un rasgo determinante de los waorani» .
Los hombres se encargan de cazar, abrir claros de selva para las huertas, proteger la familia y preparar armas para la guerra. Las mujeres cultivan, cocinan, cuidan de los niños y fabrican objetos de la vida cotidiana. La «fiesta de la chonta» es la reunión social más importante y propicia para la realización de matrimonios. La pareja es empujada por sorpresa a la hamaca, se les canta una bellísima canción, en la que comparan a la joven pareja con un par de papagayos azules y dorados, que vuelan alto en el cielo, siempre juntos y enamorados.
Actualmente, su estrategia productiva se relaciona con actividades de auto-subsistencia, es decir cultivo de chacras, cacería, y pesca, pero además se dedican a actividades que les proveen de ingresos monetarios tales como turismo y trabajo asalariado en compañías petroleras. Algunas familias waorani, además de las actividades de turismo, de la producción de cultivos, y de la cacería, se dedican a la producción artesanal utilizando recursos naturales para su confección. Esta es una actividad, que gracias a los recursos que utiliza, así como su originalidad, está ganando espacio en el mercado a nivel nacional e internacional. Estos productos son altamente valorados por el reconocimiento a las culturas indígenas y en especial a la cultura waorani, que ha sido promovida en los últimos años.
Los Tagaeri, últimos waorani libres
A diferencia de los otros grupos wao, los Tagaeri hasta hoy no permiten que nadie se acerque a ellos, prefiriendo vivir aislados, como lo han hecho por siglos. El único intento de ‘contacto’ fue llevado a cabo el 21 de julio de 1987 por Monseñor Alejandro Labaca y la Hermana Inés Arango, ambos de la Misión Capuchina. Sus objetivos: evangelizarlos y obtener su cooperación para el ingreso de las compañías petroleras a su territorio.
Tal intento les costó la vida a los dos. Los Tagaeri abandonaron sus casas y se hundieron en la espesura del bosque, siguiendo la tradición waorani de vivir en total ‘simbiosis’ con la selva, lo que les ha permitido sobrevivir a través de milenios. Nadie volvió a saber de ellos, hasta 5 años después, cuando desde una avioneta fue vista una casa, en cuyo alrededor se colocaron los tagaeri en posición de guerra, levantando sus lanzas afiladas de chonta….
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Fuentes
1.http://www.positivturismo.com/spa/amazon.htm 2.http://www.unii.net/confeniae/espanol/noticias/huaorini.html 3.http://usuarios.ecuanex.net.ec/periodismo/page73.html 4.http://www.ecociencia.org/infoproyecto.asp?idtema=2&idproy=53 5.http://abyayala.nativeweb.org/ecuador/amazon/waorani/huao11.html 6.Libro Mundos Amazónicos, Fundación Sinchi Sacha. Quito-Ecuador 1992. 7.Culturas Ecuatorianas Ayer y Hoy. Lilyan Benítez y Alicia Garcés. Ediciones Abya Yala 1998. Quito-Ecuador. 8.http://www.edufuturo.com/educacion.php?c=574